ILUSTRACIÓN II

En la gráfica general y para la creación de personajes en particular, los bocetos en lápiz y papel todavía encuentran su espacio. Pero lo cierto es que en los casi 20 años de mandato informático a nivel popular, se ha hecho indiscutible el uso de esta herramienta –la computadora– al momento de perfilar, pulir, modelar o colorear un personaje con sus distintos trazos gestuales y sus diferentes atmósferas de tensión.
Sin duda, por más tecnología que se encuentre a nuestro alcance, todavía el público valora mucho lo lineal y lo manual. El trabajo de caracterización aparece ajustándose a las técnicas que mejor permitan trasladar al terreno de lo visual, aquello imaginado previamente como mensaje, tratando de ser coherente al destacar la importancia de una narración.
Pero… ¿Por qué usar un personaje? La respuesta la podemos encontrar remontándonos en la historia. Por ejemplo, en el teatro griego, más allá de los actores principales, se acudía a personajes secundarios y cuasi-caricaturizados para dar a conocer sobre los pormenores de una historia: estos comentaban con la audiencia todos los hechos que iban ocurriendo en una aventura, explicaban en profundidad sobre lo no actuado, ayudaban a descomprimir una situación tensa, daban paso a otro tema, etc. Características parecidas pueden encontrarse en el teatro Kabuki japonés, el teatro de sombras tailandés, etc. En nuestras culturas originarias, los personajes ayudaron -y ayudan- a decir lo que no siempre se puede expresar abiertamente. Son los que de alguna forma exteriorizan los pensamientos inconscientes, los que tienen la libertad de hacer lo que por naturaleza está prohibido. A todo eso lo podemos ver (de forma manifiesta) en tiempos de fiestas populares como los carnavales, donde los personajes caricaturizan -algunas veces con ironía, otras con crudeza, pero todas con humor-, lo que es vox-populi.
La fuerza que encierra un personaje ayuda a perfilar la identidad de un producto o de una campaña de bien público, posibilitando a que el mensaje sea emitido con la libertad necesaria, pudiendo ser recibido por un espectro amplio de destinatarios, mejorando incluso -y en la mayoría de los casos-, la aceptación del mismo. Dicho de otro modo, gracias a las imágenes simbólicas que se transmiten a través de estos, las personas pueden interiorizar enseñanzas sociales, educativas o morales que de otra forma les sería imposible comprender.
Creo que un personaje, -incluido en el tema particular que lo requiera- posibilita que una narrativa tenga más poder. Ayuda al avance y al desarrollo de un mensaje, tanto en lo visual como en lo literario.
A continuación presento distintos personajes de mi autoría que, incorporados en diferentes piezas gráficas a lo largo de los años, facilitaron la traducción de un mensaje, posibilitando la aceptación de una información intrínsecamente ligada a ellos.