La Subsecretaría de Cultura -hoy devenida a Secretaría de Estado- “tiene que tener presencia sólida en la Fiesta del Poncho…” Esa fue la premisa asociada a la flamante inauguración de Predio Ferial Catamarca donde, de ahora en más, sería el lugar en el cual empezaría a escribirse una nueva etapa de desarrollo y crecimiento para el festival por antonomasia de los catamarqueños.
De ese concepto de presencia nace la imagen. Había que denotarlo, expresarlo, enunciarlo más allá de la indiscutida participación de la Secretaría en la organización de cada una de las noches festivaleras.
¿Cómo se dice Cultura y Catamarca en una sola imagen? Simple: Con una gran “C” y si ésta estuviera hecha con la misma trama de un poncho, ¡mejor todavía! Así nace, jugando con el dinamismo propio de una prenda tan versátil como su simiente, tan ágil como las manos que le dieron vida, tan noble como la tierra que lo ampara.
“Al Poncho lo sentimos argentino y catamarqueño por sobre todas las cosas. El está consustanciado con los orígenes de la nacionalidad y nuestros más caros recuerdos provincianos. Atravesó todos los campos de batalla, durmió en tiendas de campaña o bajo la caricia de las estrellas. Cruzó la cordillera entre nieves eternas y oscuros abismos con el ejército Sanmartiniano para liberar otros pueblos o con las arrias de ganado precursoras de la integración económica americana. Se desgarró en las guerras gauchas y brilló en los salones coloniales. Sirvió de lecho en polvorientos caminos, de escudo en luchas cruentas y también de mortaja para cubrir muertos queridos…”
Ese es nuestro poncho. Y para mi modesto punto de vista, debía de dibujar en su vuelo una “C” grande… bien grande que nos recordara nuestra Catamarca.
ENTRADAS
Para esta edición de la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho, además de una completa cartelería, se programó el diseño de entradas (tickets) que estuvieron motivadas por la idea de identificar cada noche con un color, acompañándola con la imagen del artista destacado de la jornada.
Fue puntual que al diseño de las entradas se les confiera ciertas características de un billete, es decir, fueron incorporadas a las mismas líneas, trazos, colores y detalles encerrados, existentes en cualquier papel moneda. Esto las convirtió en documentos protegidos y (de un modo subconsciente) en papeles con un valor intrínseco incorporado, otorgándole de este modo personalidad y originalidad propia.
Esta serie de entradas identificaron cada noche, asociando su color con un día de la semana y con un artista en particular. Un estilo personal que acompañó al papel propiamente dicho, haciéndolo original y exclusivo.
Fue puntual que al diseño de las entradas se les confiera ciertas características de un billete, es decir, fueron incorporadas a las mismas líneas, trazos, colores y detalles encerrados, existentes en cualquier papel moneda. Esto las convirtió en documentos protegidos y (de un modo subconsciente) en papeles con un valor intrínseco incorporado, otorgándole de este modo personalidad y originalidad propia.
Esta serie de entradas identificaron cada noche, asociando su color con un día de la semana y con un artista en particular. Un estilo personal que acompañó al papel propiamente dicho, haciéndolo original y exclusivo.
Las entradas (tickets) tuvieron una dimensión estándar de 21,00 cm. de ancho x 7,37 cm. de alto. con doble linea punteada, esto significa que el papel se componía de tres cuerpos: un cuerpo para el talón, otro cuerpo para las urnas de chequeo y el cuerpo tercero y principal para el espectador.